El equipo de Celler del Roure asume desde este verano la dirección técnica y la gestión comercial de la entidad
Fuente:Levante EMV
Vicente M. | València 21.12.2017 | 04:15
En ocasiones, es necesario un cambio radical para recuperar el timón. Algo así ha tenido que pensar la nueva junta rectora de la cooperativa Sant Pere de Moixent, que desde el pasado verano ha unido su destino al de Celler del Roure, compañía que asume a partir de ahora la dirección técnica y la gestión comercial de la entidad, fundada en 1950.
El principal objetivo de este «pacto» es aunar esfuerzos para revertir la tendencia a la baja en lo referente a las rentas que reciben los viticultores de la cooperativa por sus uvas. Pablo Calatayud, responsable de Celler del Roure, asegura que «la idea es que a muy corto plazo los socios doblen la cantidad que reciben por sus cosechas». Pero siendo este un objetivo fundamental, el proyecto que acaba de iniciar la entidad pasa por «reivindicar el vino de pueblo. Poner en valor nuestras uvas, nuestro territorio y nuestra particular forma de entender el vino», afirma Calatayud, que añade que «éste es un trabajo de todos los que forman parte de la cooperativa, sobre todo de los socios, que tienen que creer en un sueño que pone en el mismo camino a los viticultores más veteranos y a las nuevas generaciones, como es el caso de Rafael y Héctor Ortiz, abuelo y nieto y ambos socios del mismo proyecto vinícola».
Calatayud y el equipo de Celler del Roure han planteado una estrategia que rompe con el pasado para salir al mercado con un nuevo sello, cuyo diseño ha sido desarrollado por Daniel Nebot, quien recurre a la imagen del gallo –cuyo canto se asocia a San Pedro en la Biblia– para vestir unos vinos que estan en el mercado desde esta misma semana.
Aunque la idea es contar con cuatro vinos diferentes (dos tintos –Santpere y Santpere vinyes velles– y dos blancos –Santpere Blanc y Santpere Blanc vinyes velles) de momento se han lanzado el blanco (hecho con uvas de Macabeo, Malvasía y pequeños porcentajes de otras uvas) y el tinto (de Monastrell, Tempranillo y pequeños porcentajes de otras castas). Ambos vinos fermentan y realizan una breve crianza en los viejos depósitos de hormigón que todavía se usan en las instalaciones de la cooperativa, sin duda otro elemento diferenciador en unos vinos, los Santpere que abren un nuevo camino que tiene que llevar a la cooperativa de Moixent consolidarse en el mercado de los vinos embotellados.